miércoles, 24 de octubre de 2012

Así juega el Levante


Más allá de la creciente popularidad del Barcelona, el Real Madrid y hasta el Atlético del Cholo Simeone, el Levante sigue siendo el equipo español favorito de los argentinos después de medianoche y hasta la a veces inoportuna llegada del sol. No se sabe muy bien por qué, pero a todos nos gusta jugar a ser el DT de este modesto club valenciano. Cada uno tiene sus tácticas, sus ideales, sus formas de encarar al rival. No todos los partidos son iguales, y tampoco lo son todos los técnicos. Aquí, una breve selección de consejos y un repaso de las generalidades de los miles y miles de tipos que dirigen al Levante durante las madrugadas de los días no laborales.

Es importante saber que para lograr la victoria, se debe pensar cada partido en función al rival que se tenga enfrente. Hay rivales accesibles, rivales complicados, rivales imposibles y rivales que a primera vista parecen fáciles, pero no lo son.

Existen técnicos idealistas que van a buscar el partido, no se achican, buscan a los rivales más complicados y jamás se conforman con un empate. Podrán perder, pero no traicionarán su juego.

Muchos entrenadores, en cambio, prefieren ser más flexibles, adaptarse al rival, jugarle de igual a igual si el nivel es parejo, pero priorizar la defensa si ven que están enfrentando a un equipo complicado.

Y nunca faltan los del sindicato de venta de humo, que se conformar con ganarle con lo justo a los rivales fáciles y huir de los difíciles o, en el mejor de los casos, ganarles con un guiño de la suerte. Que quede en claro: un DT así puede salvar al Levante del descenso, pero nunca sacarlo campeón.

Jugar con cierto orden es fundamental para lograr la victoria. Por algo los equipos tienen arquero, defensores, volantes y delanteros. Si vas al frente con seis jugadores ofensivos desde el primer minuto, vas a sufrir pesadillas con el contraataque.

Subestimar al rival te puede llevar a un tristísimo cero a cero, no olvides que nadie te va a dar puntos por méritos. Puede ser que enfrentes a un equipo que en el medio está regalado, la defensa deja muchísimos espacios, pero el arquero es el mejor Casillas con guantes adhesivos y el vuelo de Benji Price. Atacás, atacás y atacás, pero no podés concretar. Mil centros al área, todos a las manos del uno.

Y pobre del que le toque enfrentar a un rival que viene invicto. Es una racha muy difícil de romper, tal vez debas jugar muchos partidos contra el mismo equipo hasta que se te abra el arco, lo que a veces depende de la suerte o de un mal día del arquero.

La sequía de puntos, una seguidilla sin victorias, es algo que pone entre la espada y la pared a cualquier entrenador. Y los rivales huelen la desesperación, y se agrandan. No te van a dejar ganar. Y tu cabeza te juega en contra, si empezás a acumular delanteros no hacés más que saturar tus ataques, provocando que cada remate de un delantero tenga más chances de dar en la espalda de un compañero que obstaculizaba la zona que de pasar cerca del arco. Y los contraataques rivales resultan en goles. Siempre.

Por eso, a tener en cuenta, la hinchada del Levante quiere una victoria, pero a veces el punto sirve. Por ahí la cosa pinta complicada, el rival es muy superior, no te deja jugar, no te entrega la pelota, y bueno... ponelo a Manusovich a cuidar el cero.





Y al que crea que este texto hablaba de fútbol, lo invito a pasar por acá.

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